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sábado, 9 de enero de 2010

Llegada a Oporto.


Dream salió del camarote del padre de Bloody apretando los puños. Se arrepentía de lo que había dicho, pues no tenía ningún derecho a exigir ningún camarote cuando ese no era su barco. Y menos aún cuando ellos les habían salvado la vida a ella y sus hombres. Maldita sea. El comentario de la capitana le había hecho daño, sí, y la había enfurecido. Pero lo que más le jodía era que no le afectarían tanto sus palabras si no fuera porque ella misma se las creía. Dream se detuvo en seco, ¿y si ahora estaba acomplejada? ¡Ella! Masculló un improperio y siguió avanzando por el pasillo, hasta salir a cubierta. Cuando el aire fresco le dio en plena cara y desmelenó sus cabellos, Dream cerró los ojos y respiró hondo. Buscó el timón, siempre le había gustado sentir la pulida manera deslizarse entre sus manos. Ian estaba allí, Dream infló el pecho y se acercó determinada a no crear problemas.

Ian miró de reojo a la otra capitana, sintiendo la tensión del ambiente. Parecía afligida y contenida. A este le hizo gracia su actitud, que contrastaba tan a las claras con su Bloody. Ella le espetaría sin dudarlo lo que le pasara, mientras que esta otra mujer se mordía la lengua, lo guardaba para ella, y luego envenenaba a todos con los dardos que soltaba su lengua. Carraspeó para llamar la atención de la mujer, pero ella seguía a pocos pasos de él, mirando al horizonte. Volvió a carraspear más alto y esta vez ella se giró hacia él con una ceja arqueada. Ian reprimió una sonrisa, desde luego que esa mujer se había criado en malas condiciones. Se ponía a la defensiva por cualquier cosa.

-¿Se encuentra bien en el barco?- preguntó cortés, intentando aligerar la tensión. El silencio le incomodó, pero suspiró de alivio cuando ella puso los ojos en blanco unos segundos después y se acercó un poco más a él.
-Por favor, no me hable de usted- hizo un aspaviento con las manos- Nunca me han tratado así, y espero que nunca me traten de esa forma, a decir verdad.
-De acuerdo, Dream- ella asintió, como agradeciéndole el favor- Pero yo pido lo mismo- los ojos del hombre brillaron- Que me traten de usted me hace sentir más viejo.
-¿Ah sí? ¿Cuántos años tiene?- preguntó interesada, haciendo que el experimentado hombre se atragantara. Pocos se atrevían a recordarle su edad, o a preguntársela en tal caso.
-Yo...- frunció el ceño- No es de tu incumbencia, jovencita- Dream carcajeó con fuerza, y algunos de los hombres que trabajaban por esa zona se giraron extrañados al oír a la fría capitana reír.
-De acuerdo, entonces- le dio una palmada en la espalda- Creo que te voy a echar sobre...- entrecerró los ojos y le examinó con la mirada, haciendo que Ian se sonrojara- ...unos cuarenta.
-Maldita juventud...- refunfuñó el hombre, haciendo que Dream volviera a reírse. En ese momento se acercó Cortés, contento de ver a su capitana riéndose y le dio un beso en la mejilla. Ian frunció el ceño y levantó un dedo- Joven, deberías mostrarle más respeto a tu capitana, se pensarían que...
-Tranquilo, Ian- Dream posó una pequeña mano en su hombro- Cuantos más rumores haya sobre mí, más pronto se olvidarán de los que en realidad me duelen. E incluso menos se creerá la gente, ¿Eh Cortés?- Dream hizo un amago de pegarle un puñetazo en el estómago pero el marinero ya se había puesto en guardia y se había alejado de su capitana.

En ese momento se escucharon unos aplausos y vítores. Ian dejó el timón a manos de Dream y se acercó un poco a la barandilla para contemplar lo que pasaba. Se quedó sin aliento cuando vio a Beth. Su capitana llevaba puesta la ropa de su padre. Todos parecían emocionados y contentos. Ian se limpió una lágrima que no pudo contener. Creía que su niña iba a ser incapaz de superar lo de su padre, pero al parecer era tan fuerte como él. Sonrió e infló el pecho, orgulloso de ella y volvió junto al timón, el cual Dream le cedió a regañadientes.

-¿Qué sucede? Espero que no sean mis hombres...
-Nuestra Betty se ha puesto la ropa de su padre. Gracias a Dios lo ha superado.
-Ha reunido valor- murmuró Dream, con la cabeza agachada. Ella debería reunirlo algún día para superar lo de Hugh. Algún día.

Al poco, Ian y Dream vieron cómo Bloody subía la escalinata que daba a la cubierta donde estaba el timón. Las dos capitanas se miraron intensamente, Dream entendió que quería hablar con ella, así que se apartó del timón y de Ian y se dirigió a la barandilla, donde se apoyó observando el mar, bastante tranquilo. Sintió la presencia de la capitana detrás y se giró para encararla. Bloody la miraba seria y distante, como esperando lo que todo el mundo, dejando a parte su tripulación, esperaba de ella: una contestación impertinente. Dream hacía ver que le daba igual la imagen fría, arrogante y maleducada que le había asignado la mayoría de la gente, y por eso mismo la mayoría de las veces se comportaba del modo que la gente esperaba. Pero no estaba en su barco, y le debía la vida a esa mujer, así que se tragaria su orgullo y la mitad de su lengua, eso es lo que haría.

-Quería pedirte...disculpas- comenzó Bloody, con las manos a la espalda. Dream expresó su sorpresa abriendo más los ojos, pero no dijo nada- No creo que seas la responsable de lo ocurrido a tu barco. A todos nos pasaría lo mismo en las mismas circunstancias. Lo dije en el momento porque...porque estaba realmente cabreada. No quería...ofenderte y yo...
-Ya basta, Bloody- dijo Dream- No hace falta que te confieses. Fue un comentario pero no me has herido de muerte. ¡Por Dios, me salvaste la vida!- la capitana se revolvió incómoda en su sitio- Acepto tus disculpas, pero con una condición.
-Tendrás tu camarote- dijo seria Bloody y Dream hizo una mueca de dolor.
-Con la condición de que me...perdones a mí también- la ceja arqueada de Bloody la enfadó ligeramente y levantó la barbilla, obstinada- No debí exigirte nada. No tengo el derecho. Y disculpa por entrometerme en los recuerdos de tu padre. Yo más que nadie debería saber lo que se siente al perder a alguien... y que la gente se entrometa-agachó la cabeza un instante y la volvió a levantar con el ceño fruncido, como intentando ocultar el dolor.
-Entonces, ¿ya está?- preguntó sorprendida Bloody.
-Eso parece.
-Joder, y pensar que nosotras somos las temidas piratas españolas...
-...y con unas mierdas de disculpas nos perdonamos como dos niñatas...
-...sólo nos falta darnos un abrazo ahí todo amoroso...- acabó Bloody la frase, la dos se miraron con una ceja enarcada e hicieron el amago de darse un abrazo, pero cuando estaban a medio metro la una de la otra pararon en seco y se dieron la mano mientras carraspeaban incómodas.
-Bueno pues...voy a ver si hago algo. Este culo tiende a ponerse fofo si no lo muevo- dijo Dream mientras se alejaba de Bloody.

La capitana sonrió de lado y se volvió hacia el horizonte, apoyándose en el lugar donde segundos antes había estado su...compañera. No podía considerarla enemiga, pues la había ayudado y no parecía que se fuera a poner en su contra, aunque tampoco podía decir que confiase en ella del todo. El caso es que se habían entendido...y que por lo que fuera, Bloody había superado su respeto por entrar en la habitación de su padre.


Dos noches y un día después, el puerto de Oporto les saludaba a lo lejos mientras Dream paseaba por la cubierta superior. Le encantaba el mar, pero la excitación de llegar a puerto siempre le producía un hormigueo en el estómago y unas ganas increíbles de saltar a tierra y bailar claqué. Sonrió con nostalgia al recordar el día en que había intentado explicárselo a Hugh y a Cortés. Los dos se habían reído de ella, pero al llegar al siguiente puerto Hugh la había llevado a una taberna donde se bailaba claqué sólo para deleitarla.

Se volvió hacia el barco y vio a los hombres recogiendo velas y atando cuerdas. Se notaba en sus caras, gestos, movimientos...que pronto llegarían. En los últimos días el barco no había sufrido graves percances. Dream se había enfrentado con Noghi pero Ian les había separado y desde aquella vez ambos habían intentado no cruzarse el uno en el camino del otro. Uno de sus hombres se había peleado con otro de los de Bloody pero ambas capitanas habían mediado y ordenado paz en La Perla. Dream, que tomaba partido por su hombre, le echó una mirada furiosa al hombre de Bloody, aunque a esta le hizo un gesto de disculpa con la cabeza. Cuando llegaran a puerto, ya se las verían con ese gilipollas fuera del barco. En definitiva, no había habido muchos encontronazos, por lo que la paz, o algo así, imperió en el barco esos días, de tal manera que no se les pudiera hacer ningún reproche cuando se bajaran del barco para no volver a subir en Oporto. Era terrible pensar que cuando se bajasen no tendrían ningún barco a dónde subir, que se las tendrían que arreglar, pero así era la vida... Dream tomó aire y bajó las escaleras para ayudar a recoger a los hombres. Habían llegado a Oporto.

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